El Sueño Despierto
Por Aurora Suárez
Sueñan despiertos los que padecen de insomnio y los ingenuos. La vigilia, la lucidez, tienen también sus horrores y miserias. La ingenuidad sus dulzuras y recompensas.
Es más o menos parecida a la situación enfrentada por mucha gente en nuestro país, si la vinculamos con la delincuencia existente o en otros términos con la inseguridad ciudadana imperante. La gente padece los embates de una casta parasitaria y depredadora y fragiliza las redes del sistema social hasta deshilarlo.
En el período de una semana, un caco o ladrón ha intentado incursionar mi vivienda. Mi sueño se ha convertido en una vela medio encendida, de esas que se parecen a la de las iglesias abandonadas por los fieles. Y en este caso, sí debo decir, reconocer y admirar la labor de la nueva Jefa de Policía, quien pese a que asumió una institución con un prestigio cuestionado y precario por su corrupción parcial, en estas tres ocasiones que he sido víctima de la delincuencia, la policía se ha hecho presente al término de la distancia.
¿Suerte de que anduvieran circulando cerca? No creo en asuntos de suerte, ni esas pitoniserías, sino más bien en la voluntad para hacer bien las cosas. Por fin se está poniendo un poco de orden en este país, muestra de ello son las medidas que se están comenzado a tomar y conocemos a diario en los medios de comunicación.
Pero quiero ir más allá de todo este asunto y no sé si están de acuerdo conmigo. Las responsabilidades deben ser compartidas en una sociedad, aún más ahora que se disparan discursos bonitos sobre la paz, la reconciliación y el amor. La organización comunitaria (de esos conceptos inventados desde los organismos internacionales y, que en determinado momento fueron y son la justificación para hacer que muchos Gobiernos deslinden responsabilidades con la población) nos dice que los pobladores deben aprender no sólo a identificar sus problemas y necesidades, sino además asumir estrategias para resolverlos.
Resulta inexplicable que las Empresas proveedoras de servicios de seguridad o bien, Instituciones nieguen a los miembros del Cuerpo de Seguridad, la solidaridad humana. Un CPF de una Institución (y religiosa para que sepan) me decía: Aunque yo mire que se están metiendo en su casa no puedo hacer nada, me está prohibido, me corren, me pagan por cuidar aquí. Otro también de un famoso lugar para comer comida chatarra se disculpaba diciéndome: Desde aquí los vemos pasar, pero no podemos hacer nada, no los prohíbe la empresa. Les pregunto: ¿A dónde está el discurso de la Responsabilidad Social Empresarial?
¿En qué país vivimos? Es decir, estas empresas que ganan una pila de dinero y le pagan una miseria a esta gente, además de explotar, están realizando un proceso de aculturación en la sociedad nicaragüense, silente y perverso, muy parecido al que nuestra juventud consume diariamente por la televisión. Que un “cepol” de una compañía de seguridad arriesgue su vida en defensa de un vecino, les implica probablemente, incurrir en gastos de seguridad para la cual trabaja. Y la lógica Essen nada de gasto, todo es ganancia. Es bien sabido que la mayoría de estas compañías de seguridad son propiedad de ex jefes policiales o del ejército a los que les importa un pito el sueño, la propiedad y la vida de los vecinos. En otras palabras: ¡Qué viva la deshumanización¡
Desde siempre, los y las nicaragüenses nos hemos caracterizado por ser gente solidaria, abierta: “que se da y abre las puertas de su casa”. Pensaba, en el “hoy por ti y mañana por mi” en términos solidarios, términos que en definitiva son egoístas por la expectativa de retribución. Pero más que nada, evocaba la solidaridad humana, la solidaridad comunitaria real que debe existir en cada calle, andén, manzana o barrio. La soñaba como una acción que debemos asumir desde nosotros/as sin que nos la tengan que decir desde “arriba” y, como un aporte a la nueva policía que debe y tiene que emerger de los escombros para cumplir con su cometido.
Agosto, 2007
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