Asteroide B612

Soy un montón de cosas, parte de este Universo y como tal, parte de ustedes y viceversa. Un poco de socióloga,filósofa, escritora, poeta, pintora. Soy humana y toda la dimensión que implica esa palabra.

lunes, 6 de agosto de 2007

"El Nuevo Poder detrás del Trono"


El Nuevo Poder detrás del Trono:
¿Transferencia, Venganza o Fidelidad?
Por Aurora Suárez
A estas alturas, resulta cotidiano para la población ver, leer y escuchar casi a diario de algunas mujeres que desde el mundo de la “invisibilización”, a como es llamado por movimientos defensores de los derechos de las mujeres, han tomado por asalto o por transferencia imprescindible, el rol de libertadoras de los nudos que rodean el cuello de sus hombres. Estas mujeres, sin etiquetas y títulos consignados por grandes asambleas o bien, cada 10 de enero, son las nuevas protagonistas en el escenario social y político, sorprendiéndonos con un poder - ganado o no -, que nos recuerda la época homérica aunque procuren la inmortalidad victoriana en sus hogares.
Tales son los casos de María Fernanda Flores, Rosario Murillo y Doña Lila T. Abaunza. El pasado 11 de julio, fecha en que los liberales celebraron su aniversario, me permitió reconocer un fenómeno: la nueva tendencia en el ejercicio tradicional del poder que, casi o totalmente está siendo desapercibido por muchos analistas políticos, intelectuales, filósofos y más graves aún, por las feministas. En fin, por todos/as aquellos/as que nos viven tratando de convencer con su última verdad, que no es más que un reciclaje de discursos gastados para el deshilado tejido social y político de este país.
La influencia de estas mujeres desde y hacia el “otro” poder, además de representar una ruptura en los patrones socio-políticos (que se observa de modo más abierto en las jóvenes participantes en las marchas antipactistas), refleja un potencial real y genuino de liderazgo, que es lo más interesante, engendrado por fidelidades, traiciones, intereses, valores desenterrados y hasta una dosis de amor donde la identidad entra en crisis cuando se pretende “ser el otro”o”padecer lo que sufre el otro”, como señala Roland Barthes en fragmentos de un discurso amoroso. La ausencia de una trayectoria, militancia feminista o compromiso por los derechos de la mujer - que no se confunda cambiar la “o” por una “@” -, parecieran invalidar para estos casos, las vías tradicionales recetadas por grupos de mujeres de varias denominaciones para conquistar espacios políticos, liquidar la discriminación sexual en el seno de los partidos o destronar figuras masculinas en diversos ámbitos.
Cualesquiera sean sus causas, no cabe duda que la punta de lanza es la perpetuidad en el poder y no importan los mecanismos empleados para ello, solo el fin, las diferencias se diluyen, arrastrándonos a todos en esta vorágine de cultos, apologías y alianzas. Y es desde un natural proteccionismo a sus principados, que las tres, paradójicamente, son incidentes en las estrategias políticas de las tres fuerzas que en definitiva están jugando acompañadas de sus asesores sobre un tablero llamado Nicaragua; dos reales, el PLC y el FSLN y, una formal, sobreviviendo de la legalidad obtenida mediante el voto, el APRE.
De hecho, son más las cosas que las unen que las que las separan. Alrededor de ellas circulan escándalos, corrupción, misticismos, servilismo, nepotismo, antagonismos que han desembocado en excomulgaciones o arrinconamientos de algunos personajes representativos a lo interno y externo de estas esferas políticas como Yamileth Bonilla, Tomás Borge, Ma. Dolores Alemán, Herty Lewites, René Herrera en su momento, entre otros, quienes a la luz pública constituyen la manifestación más obvia del ejercicio de este poder. Ciertamente, cada una presenta determinados “dones” para ejercerlo.
En el caso de Ma. Fernanda, la esposa entrenada en los campos de El Chile, que resultó ser una buena alumna, su poder radica en el discurso, donde pareciera como efecto cinematográfico, hacernos sentir la redención de el Salvador, impregnada de un aire peronista vulgar y populista. Su audacia, a tal punto que le permitió burlar las medidas de seguridad migratorias norteamericanas y, desafiar después en los medios de comunicación a Garza previo a su venida al país, la configuran como una lideresa en ascenso, mujer abierta a los medios, que aventaja a sus homólogas ocupando un lugar importante en la agenda noticiosa.
La “compa” Rosario, llamada así por los militantes obedientes, es esencialmente maquiavélica, silente, férrea creyente en las danzas de las estrellas, velas e inciensos olorosos desde donde implora como chamana, no sólo la reconquista de la familia muy a lo Hillary Clinton, así como del poder político, sólo que en este caso, los excesos de este poder han colmado hasta las propias “bases” con los circos familiares de los 19 de julio, campañas electorales que saben a las comics “precious moments” y el retiro de muchos militantes que están terminando como Aureliano Buendía.






La tercera, Doña Lila T. la típica matrona que aconseja al calor de los almohadones por la noche o durante el desayuno con un buen nacatamal elaborado por ella y para lo cual si invita a los medios para degustarlo. En menor medida que la anterior, fantasmal, es el poder persuasivo tras el marido, para mantener a los “masayas” y a llegados, al estilo de Julio Vega en sus puestos y, tan débil políticamente, que no le permite ver a un “ trotsko” marchito que juega a la democracia asesorando a su marido.
Pero bueno, ¿realmente estas mujeres son depositarias momentáneas o artífices reales del poder político actual? Sólo sabemos que a pesar de los reclamos feministas, hoy nada impide que muchas mujeres realicen su potencial colmado de aciertos y desaciertos, empirismo, sagacidad, ingenuidad, motivadas por múltiples causas y mientras las tengamos, seguiremos teniendo actos políticos con aire circense, despachos fantasmales y caudillismo nicolasiano. Vemos como, los partidos políticos – si se les puede llamar así -, navegan en una marejada de olas tropezándose constantemente sin llegar a la orilla, firmando una vez más su acta de defunción.
No sé hasta que punto es valedera la expresión que en varias ocasiones escuché de mi madre: “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. La grandeza de algunas mujeres y de todas aquellas que aún no la desnudan, no les llega sólo de sus grandes hombres, sino desde ellas mismas. Prefiero, pues, quedarme con Yoko Ono, Frida Khalo o Cleopatra… ¿Qué opinan ustedes?


Noviembre,2005

No hay comentarios: