Asteroide B612

Soy un montón de cosas, parte de este Universo y como tal, parte de ustedes y viceversa. Un poco de socióloga,filósofa, escritora, poeta, pintora. Soy humana y toda la dimensión que implica esa palabra.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Así es

Así es



Por Aurora Suárez

Me prometí a misma no escribir nada sobre todos los escenarios políticos que han acontecido en el país y de los cuales hemos sido testigos en las últimas semanas. No por miedo, sino por que considero que escribir, además de ser una arte, es pasión. Disfruté en silencio de los escritos ajenos, lamenté el retorno del circo romano y dediqué mis horas a disfrutar de la lectura de Osho para no perder la perspectiva, Pero, al leer en la Página de Opinión de END un artículo titulado “El gobierno que esperamos los sandinistas” escrito por Néstor José González (21/11/08), decidí sumarme a la voz de este compañero a través de estas líneas.

Evidentemente, hay sandinista de sandinistas, así como hay liberales de liberales, en definitiva a como expresan las viejitas: de todo hay en la Viña del Señor. No obstante, existe o debiesen existir principios y valores análogos que los unan. Muchos sandinistas, creo la mayoría, fuimos violentados por los Gobiernos anteriores en varias dimensiones, por el simple “color” de ser sandinistas. Este “colorcito”, asaltó a la mayoría, para bien o para mal, de tal manera que la mazorca del FSLN se desgranó del “todo indivisible ” que era, en segmentos que se podrían tipificar de la siguiente manera, haciendo la aclaración, que no fue general:

- Oportunistas o los que nunca fueron: Sectores que se sumaron al FSLN previo o con el triunfo de la revolución (burguesía, pequeña burguesía y empresarios en crisis económica, cadáveres políticos, intelectuales sin proyección, etc.). Fueron los primeros en ocupar cargos de relevancia en las estructuras estatales, políticas, militares y sociales (recuerde en manos de quién estábamos) y, los primeros en abandonar el barco en 1989, ya recuperados económica y socialmente por los beneficios que le otorgó el Poder. Actualmente, siguen siendo lo que siempre fueron. No debe asombrarnos que si se les hace necesario acercarse al Poder por interés, lo hacen y reverdecen su pasado en un dos por tres y con más ahínco. Actualmente, son los nuevos de la derecha, líderes de la oposición, movimientos sociales, etc.

- Los soñadores (la mayoría): Sectores que lucharon en contra de la Dictadura. Desconocían que era el marxismo, una Revolución y que comenzaron a aprender de todo esto a través de Rius o los famosos” muñequitos del pueblo” o editoriales de Barricada, comenzaron a hablar de socialismo, lucha de clases, etc. , hasta encantarse y creérselo. Muchos de estos se convirtieron en dirigentes de” masas” o llegaron a ser cuadros intermedios, funcionarios de la “media” que enloquecieron con el Poder. Algunos permanecen fieles a los principios, visten de verde olivo en movilizaciones, aunque no hayan sido beneficiados jugosamente con la derrota electoral del FSLN. Aún padecen de desempleo, hambre, etc., y, experimentan una cierta inocencia política. Son los que vemos y escuchamos por conciencia, “rotondear”. Otros, no quieren saber de “nada”, experimentan mucha frustración y algunos, por venganza se cruzaron a la otra calle.

- Los radicales: Se sumaron a la lucha sandinista. Otros soñadores que creyeron y exigieron una verdadera Revolución (anárquicos, intelectuales de izquierda, dirigentes obreros, etc.) y terminaron “desencantados” en el MAP-ML, PRT y otras especies aromáticas. Estos desde los ochenta huyeron a sus madrigueras, fueron los Nostradamus de lo que aconteció y sigue aconteciendo. Incapaces de comulgar con la derecha, se mantienen fieles a sus principios y han sobrevivido de la exclusión como académicos, consultores o artistas, entre otros.

- Los camaleones: No se preocuparon por entender que era una Revolución, trabajaron para ella obedientemente, se hicieron militantes, profesionalizaron y alcanzaron un status. No hay principios, ni valores, trabajan para el mejor postor, muchos de ellos se convirtieron en matraqueros con Doña Violeta, liberales con Alemán y ahora, volvieron a ser sandinistas. Especialistas en criticar desde el Gobierno de turno, al Gobierno anterior.

- Los “news”: Este grupo, muy parecido al primero con la gran diferencia que son palmados: los nuevos sandinistas. Recién aprenden quién es Carlos Fonseca, canciones revolucionarias y cambiaron la ropa de su armario por el color rosado fucsia. Se han apropiado de los nuevos discursos para sobrevivir. Sus principios y valores son el puestecito, la zarruchadera, el servilismo, la ineptitud, entre tantas e interminables cualidades que poseen. No son nada, ni ellos mismos. El día de mañana, los veremos con otra bandera, sino es que se aseguran un cargo partidario o ya son empresarios. Son los más peligrosos.

- Los remunerados: Hasta hace poco sabíamos de pandillas juveniles, como Nicaragua es un país atípico, ahora encontramos pandillas constituidas por diversos grupos étareos que asisten a todo tipo de movilización para ejercer su derecho a la violencia (nueva modalidad de participación ciudadana). También vemos gente en los semáforos, rotondas, calles y carreteras. Todos son remunerados para sobrevivir del abandono social y por supuesto ¡son las máxima expresión del desempleo galopante¡ Estos, no creen en nada, ni en nadie.

- El sandinista: Luchó y entregó todo sin esperar nada a cambio (pero no, como en El breve espacio que no estás de Silvio Rodríguez). Es y ha sido fiel a los principios y valores. No sufre de ceguera política, ni paranoias. No es “vendible”, ni “servil”, ni “corrupto”. Vota a favor del empoderamiento en vez del adoctrinamiento ¡Sabe de política y ser político¡ Es rebelde, por eso no cree en discursos y está convencido de que el problema no son los “principios” sino en manos de quiénes están. Prefiere abstenerse de votar que darle su voto la derecha. No desestima las lecciones aprendidas.

En definitiva, no creo en víctimas, ni redentores, más bien, en una inocencia ciudadana que se deja atrapar por el maniqueísmo, ya sea por un abandono estatal de más de una década o el vacío de un liderazgo o el reencuentro de la esperanza perdida. El sandinista verdadero (los hay), es una persona común, corriente y “normal” que demanda para sí y los demás, dignidad, solidaridad, respeto y justicia. Creo y espero Néstor, que no estemos caminado alrededor de un círculo que nos conduzca al inicio. No olvidar que el político vive de la guerra, vive creando conflictos, vive de eso y más; son sus alimentos. Adolfo Hitler escribió en su autobiografía: "Si no tienes enemigos, no podrás ser un gran lí­der. Incluso si no los tienes, inventa la ficción de que tu país está en peligro, porque cuando la gente tiene miedo es fácil convertirlos en esclavos. Cuando la gente tiene miedo está dispuesta a seguir a los políticos".

sábado, 16 de agosto de 2008

Significado y sentido: la comprensión del mundo

Estimados/as: Comparto con Ustedes, esta lectura interesante.



Significado y sentido: la comprensión del mundo

Por Carlos Schulmaister (*)

La comprensión del mundo, por cualquiera de las vías de conocimiento posibles, tiende a ser cada vez más ilusoria y pobre. La creciente saturación de informaciones, de representaciones e imágenes industrializadas -en circulación y en disponibilidad- reducen y simplifican la realidad no obstante la sobreabundancia de discursos abstrusos, de los cuales no sé si porque no logran ser apropiados no pueden imbricarse en nuevos sentidos para todo aquello en lo que está haciendo falta, o si en realidad es al revés.

Particularmente, creo que ambos términos u operaciones -apropiación y construcción de sentidos- son hoy simultáneamente causa y efecto de sí mismos y que existe un generalizado y creciente fenómeno de estrechamiento de la última etapa de la Modernidad, caracterizada por aquel efecto "esponja" de absorción y consumo de discursos múltiples pero polarizados.

Hoy existe un tremendo agotamiento colectivo a ese respecto. Proseguir en la misma línea resulta cada vez más cansador para una humanidad que vive en tensión permanente y asiste y participa de los fracasos y frustraciones más tremendos del siglo XX.

La pérdida de valor de tanto discurso optimista y redentor de ayer ya no se puede remontar desde la racionalidad ni desde el voluntarismo y la pasión.

La proliferación de discursos académicos novedosos, reductibles a escala molecular, bestsellerizados por el mercado y su inexorable lógica de lucro, inanes para todo bien posible, degrada el producto tanto como la función y la figura misma de por lo menos la mayoría de los intelectuales en circulación.

El resultado, desde la lectura de la sociedad, es el rechazo en todas sus variantes. Los libros -y el audiovisual- se escriben, se publican, se venden corporativamente en grandes cantidades, se fomenta la lectura y hasta se regalan individualmente, pero no son leídos masivamente, incluidos aquéllos de ficción que, a lo sumo, serán más conocidos en versiones adaptadas a otros géneros más vaporosos pero igualmente rentables para sus propietarios.

Y como estos discursos no pueden ser simplificados ni resumidos en razón de la confusión de lenguas que representa la actual Babel cultural, el mundo aparece crecientemente incomprensible. Lo que sí se reduce y simplifica es el conocimiento de la realidad, como dije al comienzo, no los discursos sobre ella. Éstos se han convertido en fines en sí mismos por su condición de canteras o yacimientos para la industria de la educación y la cultura de mercado, la cual no posee fines fuera de sí misma dada su circularidad.

En la oferta, es decir, en las obras, el exceso de erudición, de aparato formal, de tics a la moda, y especialmente el culteranismo expresivo cada día más alienado, producen tal grado de esoterismo lingüístico que clausura de hecho la posibilidad del conocimiento de la verdad más verdadera.

La saturación del mercado es tan grande que anula las posibilidades del diálogo y del debate de ideas, salvo entre los socios de los clubes de siempre, esos que sólo se leen entre ellos al ser recíprocos productores y consumidores de sus contenidos simbólicos. Fuera de ese circuito, tales productos son percibidos como infinitos monólogos, a cuál más exótico.

La ampliación del mercado global consolida las actuales formas de producción de contenidos simbólicos, otorgando legitimidad y prestigio a quienes optan por desenvolverse de acuerdo con las reglas del juego. Esto no es nuevo, por cierto, pero hoy se produce en un marco de hipocresía increíblemente desenfrenada y alejada abismalmente de aquella declamada ética del compromiso de los intelectuales en el siglo pasado.

Si bien ya no sirve hablar de los clásicos extremos ideológicos en términos de significación pues no se corresponden con la realidad, ¡qué duda cabe de que el "pensamiento políticamente correcto" no es el del sistema capitalista sino el de una caricatura sincrética del infantilismo universal de izquierda de todos los tiempos y lugares, eso cuya esencia son siempre el autoritarismo y el totalitarismo, sin importar si las propuestas programáticas incluyen ateísmo o fundamentalismo religioso, sufragio universal o partido único, materialismo o idealismo, puesto que se vende mediante la parodia estética y desde el poder se revela como la esencia de todas las derechas de la historia!

Con esas características, no obstante el éxito de mercado obtenido por esta tendencia, el resultado ha sido una creciente ausencia de compromiso con la verdad, incluida en ella la ética, lo cual a su vez ha redundado en el desprestigio y la desvalorización de las palabras y de los actos de habla de los intelectuales, teóricamente obligados a pensar en representación de aquellos que tácita e irresponsablemente les "delegaron" tal cometido en las décadas calientes del siglo pasado.

Antes de la globalización, el pasado se recibía verticalmente junto con la imagen debida y el correspondiente Nihil obstat de los dueños de todas las cosas del presente, del pasado ¡y del futuro! y uno podía optar entre comprar cada vez las figuritas correspondientes para pegar en el cuaderno único de la vida o bien, reduciendo costos, conseguirse una suerte de Simulcop para usarlo siempre con igual resultado, fijando indeleblemente los significados oficiales.

En cambio hoy el sistema mundial provee a los consumidores universales, desde la cuna al ataúd, de nuevos espejitos de colores y sonajeros, de nuevos tachín tachín contra el escepticismo y la angustia.

Así contamos con la posibilidad de múltiples pasados con sus respectivas imágenes que terminan siendo mercantilizados igual que antes pero, a diferencia de entonces, cada uno de los consumidores universales actuales posee un gran consuelo "democrático", anticipo de futuros narcóticos mucho más increíbles: si la realidad nos lastima, nos duele o nos indigna directa o indirectamente, le hacemos un lifting, le aplicamos un Photoshop a la medida de los deseos de cada uno: el superindividualismo, el agotado relativismo cultural y la caja de Pandora de la new age, convalidados, legitimados y recontralegalizados por el sistema (incluso a niveles "universitarios") ya que representan el súmmum de la sofisticación mercantilizadora. Así, pues, cada uno puede transformar virtualmente la realidad sin necesidad de salir de su acogedora cápsula.

(*) Argentino. Catedrático de Historia.

sábado, 9 de agosto de 2008




Tipología de Comentaristas


Por Aurora Suárez

Bajo el riesgo de equivocarme, el año pasado El Nuevo Diario colocó en su edición electrónica el “Blog Ciudadano”. Como a muchos nos pasó, al principio no entendíamos su “modus operandi”. Lo visitamos y después nos entusiasmamos con los diversos artículos que aparecían. De hecho, el Blog (o Bitácora en español) se popularizó hace ya varios años y tiene diversos usos (personal, periodístico, cultural, empresarial, científico, entre otros.), pero uno de los aspectos más importante que encierra, además de informarnos sobre cualquier tema ligero, profundo o cotidiano es que ha permitido ser un canal de comunicación de ida y vuelta para que muchas personas se expresen, conocer sus opiniones e interactuar entre las mismas.

Es un tipo de comunicación participativa y horizontal, a través de una pestaña interactiva fácil de activar. Del contenido del mismo (especialmente cuando son personales) se le puede calificar a un Blog como malo, aburrido, bueno o excelente, eso está en dependencia del gusto de cada lector.

En el caso del Blog Ciudadano de END, se califican los artículos y no el Blog en sí, aunque es meritorio reconocer que cada vez cuenta con más colaboradores y comentaristas, reflejando esta democratización por llamarle así, de los que “escriben y comentan” y conmoviendo los privilegios de una elite (por ejemplo, los intelectuales o periodistas) en algunos espacios que se han “auto-asignados” o se los han “asignado”, ya sea por su capacidad o bien, por vínculos consanguíneos o afectivos.

En otros términos, se ha quebrado el mito de que solo la cultura de elite es dueña y señora del reino de los que escriben y que la cultura de masas, debe leerlos, aprenderlos y comprenderlos. Todo lo contrario, allí se entremezcla un texto de contenido intelectual con uno cotidiano, el de un ilustrado con el de un desilustrado, etc. Algo parecido a un collage de pensamientos y opiniones.

Pero otro aspecto importante y que constituye un fenómeno, son sus visitantes, a los cuales voy a referirme. ¡No tengan pereza¡ Recorran en un tiempo libre los comentarios de dos o tres artículos (busquen temas diferentes) y lean lo que expresan. Al realizar este ejercicio descubrirán varias cosas: a) cada tema está generalmente manejado por un mismo grupito de personas; b) se refleja lucidez en sobre la situación del país, aunque sea en el discurso; b) los temas políticos son los de mayor preferencia; y c) la mayoría de las personas se firman bajo un seudónimo.

Como la experiencia me resultó interesante, quiero compartir con Ustedes una tipología de personas (a partir de su frecuencia) que realicé a partir de sus comentarios. Hay que tomarlas como “puras”, sólo en un sentido pedagógico, ya que en algunos casos se combinan unas con otras.

Anónimos: Son la gran mayoría. Un segmento de ellos es respetuoso y sincero, el resto, revela el lado oscuro de sus pasiones. Utilizan un seudónimo, lo cual pudiese obedecer a dos razones: Cobardía, las consecuencias que podría acarrear el comentario con su jefe inmediato o superior o grupo (que lo despidan o lo excluyan, por ejemplo); ofensa, la libertad para calumniar o denigrar al articulista.

Amargado: Todo es negro para este personaje, se la pongan como se la pongan. Siempre inventa un aspecto negativo hacia el artículo.

Apasionado: Busca como introducir su preferencia por un tema (medio ambiente, feminismo, derechos humanos) en sus comentarios, aunque no vengan al caso.

Cívico: El que llama al orden y al respeto a la diferencia, enmarcado en los preceptos constitucionales y el Estado de Derecho. Sus comentarios son lecciones de moral y cívica.

Censor: Ordena qué se debe publicar y qué no, qué es bueno y qué es malo. Se siente miembro de un jurado de Blogs.

Desamparado: En sus comentarios, se trasluce la búsqueda de un mesías, su “identificación” con el articulista sobrepasa los límites, experimenta un alivio y, hasta le pide ayuda.

Desenfocado: No lee bien el artículo, más bien se centra en debatir con los otros comentaristas. Siente que está en Hi-5 o Facebook.

Emigrado: Primero, no rompe el cordón umbilical y segundo, quiere resolver los problemas a control remoto. Brinda consejos de una realidad que no vive.

Escéptico: Es un Don me opongo, el crítico. No cree en nada, ni en nadie.

Extremista: Acostumbra a sobredimensionar alguna debilidad e inconsistencia en un artículo, descalificando todo su contenido.

Gentil: Saluda, felicita, a veces enamora y no comenta nada o casi nada sobre el artículo.

Humorista: El típico nica que se ríe de sus desgracias y hace “chacota” de todo. Aunque en medio de su humor “sano”, hace buenos comentarios.

Incomprensible: Uno se pierde al leer sus comentarios, se está hablando de la leche y sale con el aceite.

Intelectual: Los lee a todos y sólo le responde al artículo que está a su “nivel” y, además les recomienda bibliografía.

Irónico: El humorista “negro”. Se burla con sutileza del mensaje fundamental del texto y en muchos casos, resulta hiriente.

Nostálgico: Unos, viven en el pasado; de sus comentarios se desprenden lágrimas, huele a humo de metralla, banderas y concluyen con consignas. Y otros, escriben añorando el poder perdido (que se tuvo o no se pudo tener).

Oportunista: En buen nica, el “guatusero”. Le gusta quedar bien con Dios y con el Diablo, nunca se sabe cómo piensa realmente. Experto en esparcir chismes y cambiarse de seudónimos a cada instante.

Politizado: Aquí se puede realizar una subdivisión: el envenenado, que da rienda suelta a su ira con fuertes ofensas a quien exprese posiciones contrarias a su ideología o partido; el sensato, expresa su desacuerdo sin ofender, y el paranoico, todo lo que lee le da una connotación política, aunque el artículo trate sobre pintura, por ejemplo.

Religioso: Se le descubre porque siempre empieza con un salmo y termina con una bendición, no importa el tema.

Respetuoso: Es la persona que expresa su desacuerdo con argumentos sólidos, respetando la opinión del articulista. Es el comentarista ideal.

Resentido: Se pelea con el articulista por lo que le hicieron Gobiernos anteriores o su partido, y es reincidente en su discurso con todos los artículos restantes. Comúnmente se queja ante el editor porque sus comentarios no los “sube” y vive especulando sobre sus razones.

Snobista: Lee y escribe para no quedarse fuera de la nueva “onda”, ni de ninguna discusión.

Sectario: El que se pelea hasta con sus “iguales”. Todo gira alrededor de lo que “él” piensa o sabe.

Servil: No ha terminado de leer completamente el artículo cuando se deshace en halagos, ya que es un tema que le gusta (aunque no tenga calidad) o bien, sabe que lo escribió un conocido o un notable.

Soñadores: Los que creen en el futuro y no, en el presente.

Este es el resultado de algunas percepciones que me dejaron los comentaristas del Blog Ciudadano. Si Usted no está incluido, súmese como parte de esta tipología en los comentarios y si lo estaba, me siento satisfecha en haberlo descubierto.