Asteroide B612

Soy un montón de cosas, parte de este Universo y como tal, parte de ustedes y viceversa. Un poco de socióloga,filósofa, escritora, poeta, pintora. Soy humana y toda la dimensión que implica esa palabra.

lunes, 8 de junio de 2009

Junio

>


Junio

Dedicado a mis muertos vivientes.

Tanto he escrito sobre Junio que he perdido la cuenta y sus cuentos. No sé si maldición o bendición. Pareciera ser su anulación natural una orden obligándome a negar partes de mi existencia. O, una bendición que viajó desde una estrella. No importa, es Junio, entre humedades, cafés y tardes color gato.

Ahora, no voy a ocuparme del paradero de esos pasados. Lo cierto, es que el cielo es tentador esta tarde, parece una rosa azul abriéndose entera, de par en par, despidiendo olores, colores oceánicos, belleza, alegría y crueldad. Y me atrevo a volar por él, encontrándome en el viaje a la tristeza, la alegría, la esperanza y al desconsuelo. Miro desde arriba y siento el amor disipado en la superficie.

Desaparezco entre las nubes, y perdida, dejo de ser, me roba la nada. Ya vacía, diviso entre el todo desfilar escenas más allá de lo que soy y no soy en este momento, he sido y nunca más volveré a ser. Somos pétalos que caemos para germinar en flores silvestres o somos hierro que se pudre para ser corazas.

Nos creemos, inventamos y engañamos eternamente apropiándonos de todo en la vida: lo deseable, lo intocable, lo inalcanzable, lo indescifrable, lo inexistente. Nada es nuestro, ni verdadero, sólo este momento.

Creemos saber todo, creemos haber vivido y creemos ser únicos. Y hasta el momento de nuestra muerte (si tenemos tiempo de saber que en ella estamos), quizás, aprendemos lo que somos, un bolso de cosas.

Inventamos leyendas nuestras, las hacemos correr, les adornamos de credibilidad y frases exóticas y sabias ¡Hasta de dosis de heroísmo y amor¡ ¿Para qué? Para sentirnos “algo”, que al final ¿De qué servirán? ¿O queremos inmortalizar nuestro ego?

Nos engañamos. Sí, nos engañamos, creyéndonos ser el universo, cuando no somos más que una espora en el viento, una partícula de arena en la costa, una gota de agua en una cascada, una pluma arrancada por el viento…simplemente, nada.

Y robamos colores, sabores, pieles, pensamientos, canciones, pinturas, frases, gestos, lenguaje, poses, andares, risas, modismos, esfuerzos, solidaridades, belleza, juventud, atrocidades y alegrías ajenas…

¡Hasta el amor robamos¡ cuando somos incapaces de construirlo ¡Hasta el amor destruimos¡ cuando intentamos caminar tres surcos al mismo tiempo y al final, encontramos que son lo mismo.

Y nos vamos creyendo cada cosa por la vida para ocultar por miedo o cobardía, quiénes somos. Ignoramos el final. Y en ese final, tal a como venimos al mundo: huecos, puros y gritando, reconocemos ser un saco perforado de recuerdos y lecciones. Hasta ese instante, con duda aceptamos entonces lo que fuimos: nada.

¿Acaso las mariposas se preguntan y dicen qué son?

Como no soy nada, ni nada he deseado tener, cargo con un tesoro fabricado con flores de loto: una caja, donde atesoro mis lecciones y recuerdos. Lo abro y saltan de él, felicidades, amarguras, rabias, fortalezas, paciencias, luchas, sabidurías, aciertos, desaciertos, sonrisas, cuerpos, miradas, bocas y besos…Saltan de él, cuatro rayos de luces plateados: un lecho nupcial, una mortaja, un ramo de rosas amarillas y un conejo. Todo eso en un instante para luego, escapar.

¿A dónde van?

Pasará Junio. Y con su acostumbrado cometa verde agosto se despedirá nuevamente de mí con un beso, una canción, un dibujo y lluvia de rocío. Con él se fugarán los aguaceros vírgenes y estos cuatro recuerdos que me hacen sentir viva y darme cuenta que no soy nada, por que nada pude hacer para impedirlos. Solo retenerlos en la falsa ilusión de estas frases escritas.