He sostenido a lo largo de lo que llevo de existencia que el matrimonio como contrato social, no es más que una ratificación de intereses sino media el amor. Hace 25 años me casé por primera y única vez. La decisión fue en un atardecer en una playa sin que mediarían bebidas aromatizantes, ni cosas extrañas, sólo dos cuerpos , dos personas que se amaban y una hermosa roca-
Han pasado muchos años y, en mi más profundo silencio celebro ese día, ya que la pasión desaparece en segundos, en minutos, en horas…y lo más importante en la vida, es saber que una cuenta con una persona parecida a una. Quiero dedicar este bello día, al hombre que me enseñó a ser entre otras cosas, una gran mujer, A creer en las flores silvestres, en Neruda, la lucha cuando se ponía en juego más que el amor, el desentimiento del egoísmo, releer juntos El Principito, el dibuji en un espejo de un conejo dejándome un beso, compartir con los compañeros y compañeras que serán para mí, mi gran familia de siempre. Amar, simple y sencillamente amar, en libertad, que es lo que se logra, cuando el amor es verdadero. Para vos, Roberto Fernando, todo mi amor y respeto, por ser un hombre que pudistes enfrentar los desafíos en esta vida y son mi gran legado. Un beso y una rosa amarilla, que simboliza nuestra hija, la María, a como siempre le dijistes. ¿Sabés? Por algo no me he vuelto a casar, solo mentiras he encontrado, fuimos felices ¡eso es lo importante¡
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