Las abuelas “post”
La imagen estereotipada de la “abuela”
se esfuma de forma muy sutil para bien de las mujeres. Recuerdo cuando era niña, mi abuela y las de
mis amigas, eran esas personas gorditas lindas con un cabello como motita de
algodón, calmadas, dulces, complacientes y comprensivas. Preparaban meriendas
especiales, contaban historias y sobretodo, siempre en casa a la “espera” de
que les lleváramos “alegría”, mientras tanto, se entretenían con el tejido o bordado
y resolvían los problemas de los otros (cuidar enfermos, diligencias, etc.). Además, eran el diccionario de la familia, a
todo lo consultado existía la respuesta correcta y el consejo oportuno.
Ahora cada quien calza sus propios
zapatos. Por un lado, las madres jóvenes investigan en las redes (ya no
consultan a las madres), compran las meriendas (se acabaron los ricos pasteles
de la abuela), proporcionan entretenimientos como los videos juegos que son
para todo uso – mañana, tarde y noche (ya no hay “historias contadas”), chatean con su madre por Skype (ya no la
visitan), los niños quedan en guarderías o bajo el cuido de otras personas y,
los almuerzos del domingo se celebran en una pizzería, pollo o hamburguesería.
También, las abuelas son parte de
esta mutación social. Hoy por hoy, este personaje de cuentos se escapó de él y forma
parte de los nuevos comics. Las de HOY, las “post”, han desanudado y desafiado el
mito cultural existente sobre ellas. Mito que las ha condenado a protagonizar
el rol de “depositarias” de todas las cargas familiares y, a firmar una sentencia de muerte antes de la misma: renunciar a la
vida, por su condición y situación genérica y generacional.
Toda esa cultura ha sido
destronada, resultado de los cambios socio-culturales y las luchas libradas por
las mujeres en diversos escenarios producidos en las últimas décadas para
posicionarnos y ser respetadas como seres humanos en todos los planos de la
vida.
Entonces ¿Cuál es el nuevo modelo
de abuela? Cuentan con algún tipo de formación, trabajan o tienen un negocio: son
mujeres independientes económicamente y, se permiten placenteramente sus gustos
(ya no todo es para los hijos y nietos). Se preocupan por su apariencia (a
veces, le confunden al nieto por hijo), están actualizadas en todo; leen y
hacen uso de las TICs y todo tipo de tecnología, tienen su casa y
viven solas o con su pareja, llevan una vida social activa, aman a sus nietos
pero no con “apego” (no son su razón de “ser”), dan a respetar sus “espacios”
(ya dejo de ser el INSS), explora nuevas filosofías de vida, se siente plena
sexualmente, se cuida (física y emocionalmente), es vital y participativa (cuidado,
más que las hijas) y sobretodo, se preocupa por “ella” y está liberada de cualquier
tipo de prejuicio social que le insinúe retornar al pasado.
El nuevo modelo de abuela, vive,
lucha, baila, sonríe, ama, desea y, sabe caminar a la par de sus hijas diciéndoles
en voz baja: las amo, pero, ahora es mí tiempo.
Pd: ¡Y no le gusta que le regalen
enseres de casa¡