Asteroide B612

Soy un montón de cosas, parte de este Universo y como tal, parte de ustedes y viceversa. Un poco de socióloga,filósofa, escritora, poeta, pintora. Soy humana y toda la dimensión que implica esa palabra.

sábado, 17 de abril de 2010

NO SE COMO PONERLE AL TITULO

NO SE COMO PONERLE AL TITULO

A mí, como a algunas personas, no nos pagan para "escribir". Mucho menos de convertir un espacio de trabajo concedido para abstracciones y realizaciones personales y, nunca hacer del pensamiento en un bien transaccional para enriquecer el ego, del cual muchos tontos entran en juego (sino miren la página de algunas personas).


Es triste ver, la ausencia, la originalidad para "reconquistar" de muchos intelectuales a seres pensantes. ELLOS NO DUERMEN. Y terminan siendo la extensión eurocentrista que tanto dicen odiar, peleando en nombre de los paradigmas fabricados por ellos:los entierran cuando conviene o es causa orgasnmo o los utilizan ante iletrados/as para "apantallar". Todo es mentira, sus argumentos, vivencias, aprendizaje, cuerpo, etc. ¡todo¡

Expresó estas ideas ya que hace dos días leía en una página Twitter una aseveracióna de un intelectual de calidad, que contradice una cantidad de sus últimos escritos sobre el socialismo.


¿Escribir por escribir? ¡Eso es el asunto¡ Leer por leer ¡Ese es el asunto¡ Comentar por comentar, como; "me gusta" o ratificar el comentario anterior sin argumento ¡Ese es el asunto¡ Escuchar a un profesor que invita cada día a algunos de sus alumnos/as para merendar para que ser escuchado lo ya dicho en clase, en esu Blog, en su Web, en sus sitios otros, en el Diario...Ufff ¿Para que le escuchen?
¡Eso es el asunto¡

Y aunque esos seguidores les hagan sentir "interés" por parte de ellos a muchos de esa especiaan,penosamente, lo que interesa en la matoyía de los casos es la pizza o repostería a la que serán convidados¡Ese es el asunto¡

Y estoy convencida, de que "intelectuales notables" a lo largo de la historia son solitarios, NO por contemplar, abstraerse, sino por el EGO que les asfixia. Sus saberes (generalmente combinados con el placer carnal), se convierte en el fin de su existencia, hasta que, acaban: locos, deambulando, pederastas, amargados, gays (necesitan conocer "todo"), entre tantas cosas.

Y sin ánimos de caer en retóricas, comparto con Ustedes un escrito hermoso, que encaja en este "asunto". Veamóslo pues.

Decía Osho:

No lo llames inseguridad, llámalo libertad.

No estoy aquí para darte un dogma. Un dogma te da seguridad. No estoy aquí para hacerte una promesa para el futuro, cualquier promesa para el futuro te da seguridad. Simplemente estoy aquí para que estés despierto y seas consciente, es decir, para que estés aquí y ahora con toda la inseguridad que tiene la vida, con toda la incertidumbre que tiene la vida, con todo el peligro que tiene la vida.

Sé que has venido aquí buscando certidumbres, credos, algún “ismo”, algún sitio al que pertenecer, alguien en quien confiar. Vienes aquí a consecuencia de tu miedo. Estás buscando una especie de hermosa prisión para poder vivir sin conciencia.

Me gustaría darte más inseguridad, más incertidumbre, porque la vida es así, Dios es así. La única forma de responder cuando hay más inseguridad y peligro es con conciencia.

Hay dos posibilidades. O cierras los ojos y te vuelves dogmático: católico, hinduista o musulmán… entonces, te conviertes en un avestruz. Eso no cambia tu vida, simplemente te tapa los ojos. Te vuelve estúpido, te vuelves poco inteligente. Con tu poca inteligencia te sientes seguro; todos los idiotas se sienten seguros. De hecho, sólo los idiotas se sienten seguros. Un hombre realmente vivo siempre se sentirá inseguro. ¿Qué seguridad puede tener?

La vida no es un proceso mecánico, no puede ser segura. Es un misterio impredecible. Nadie sabe qué va pasar en el momento siguiente. Ni siquiera Dios, que supones que está por ahí en el Séptimo Cielo, ni siquiera él -—si es que está por ahí—, ¡ni siquiera él sabe lo que va a pasar! … Porque si supiera lo que va a pasar la vida sería falsa, todo estaría escrito de antemano, y todo estaría determinado de antemano. Si el futuro no está determinado, ¿cómo puede saber lo que va a ocurrir a continuación? Si Dios supiese lo que iba a ocurrir en el momento siguiente, la vida sólo sería un proceso mecánico, inerte. No habría libertad, ¿y cómo puede existir la vida sin libertad? No habría ninguna posibilidad de crecer, ni de no crecer. Si todo está predestinado de antemano, no habrá gloria ni grandeza. Entonces sólo seréis robots.

No, no hay nada seguro. Este es mi mensaje. No puede haber nada seguro porque una vida segura es peor que la muerte. No hay nada seguro. La vida está llena de incertidumbres, llena de sorpresas, ¡esa es su belleza! Nunca llegas a un punto en el que puedas decir. “Ahora, estoy seguro”. Cuando dices que estás seguro estás proclamando tu muerte; te has suicidado.

La vida continúa con mil y una incertidumbres. Eso es libertad. No lo llames inseguridad.

Puedo entender porqué la mente llama “inseguridad” a la libertad… ¿Has estado alguna vez en la cárcel durante unos meses o unos años? Si un prisionero está unos cuantos años en la cárcel, cuando llega el día de su libertad, empieza a sentirse inseguro acerca del futuro. En la cárcel todo estaba garantizado; todo era una rutina sin vida. Le servían la comida, la daban protección; no tenía miedo de pasar hambre al día siguiente y que no hubiera comida; nada de eso, todo estaba garantizado. Ahora, de repente, después de tantos años, cuando llega el carcelero y le dice, “Ahora serás puesto en libertad”, empieza a temblar. Al salir de los muros de la prisión volverá a tener incertidumbres; tendrá que volver a buscar y rebuscar; tendrá que volver a vivir en libertad.

La libertad da miedo. La gente habla de la libertad, pero tiene miedo. Y un ser humano no será un ser humano mientras siga teniendo miedo a la libertad. Os doy libertad, no os doy seguridad. Os doy comprensión, no os doy conocimiento. El conocimiento te dará seguridad. Si te doy una fórmula, una fórmula determinada: que hay un Dios, un Espíritu Santo y su único hijo, Jesús; que hay un Cielo y un Infierno, que estas acciones están bien y esas están mal; si cometes un pecado irás al Infierno, si haces lo que llamo buenas acciones irás al Cielo —¡y se acabó!— entonces, estarás seguro. Por eso hay tantas personas que han decidido ser cristianos, musulmanes o jainistas, porque no quieren ser libres, quieren una fórmula fija.

De repente, se estaba muriendo un hombre tras un accidente de coche. Nadie sabía que era judío, de modo que llamaron a un sacerdote católico. El sacerdote se reclinó junto al hombre —el hombre se estaba muriendo, eran los últimos estertores de la muerte— y el sacerdote dijo: —¿Crees en la Santa Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?

El hombre abrió los ojos y dijo: —Estoy aquí a punto de morirme… y ¡él está jugando a los acertijos!

Cuando la muerte llama a tu puerta, todas tus convicciones no serán más que absurdos acertijos. No te aferres a ninguna convicción. La vida es incierta, la misma naturaleza de la vida es la incertidumbre. Y la persona inteligente siempre está insegura.

La propia disposición de mantenerse en la incertidumbre es valentía. Esta disposición de estar en la incertidumbre es confianza. Una persona inteligente es aquella que permanece alerta en cualquier situación, que responde a las situaciones con todo su corazón. No es que sepa lo que va a ocurrir; no es que sepa, “si haces esto sucederá aquello”. La vida no es una ciencia; no es una cadena de causa y efecto. Cuando calientas agua hasta los 100º, se evapora, eso está garantizado. Pero en la vida real, no hay nada tan seguro como eso.

Cada individuo es una libertad, una libertad desconocida. Es imposible predecirlo, imposible imaginárselo. Hay que vivir estando despiertos y con comprensión.

Vienes a verme en busca de conocimiento, quieres fórmulas fijas para poder aferrarte a ellas. Yo no te las doy. En realidad, si tienes alguna, ¡te la quito! Poco a poco, voy destruyendo tus convicciones y, poco a poco, te voy volviendo cada vez más indeciso; poco a poco te voy volviendo más inseguro.

Eso lo único que hay que hacer. ¡Esto es lo único que tiene que hacer un Maestro! Dejarte completamente libre. Totalmente libre, con todas las posibilidades abiertas, sin nada fijo… tendrás que estar despierto, no puedes hacer nada más.

jueves, 8 de abril de 2010

¿Qué tan grande es Europa?



EL PENSAMIENTO A DEBATE



Por Aurora Suárez y Freddy Quezada


Desde los griegos hasta los alemanes, el pensamiento ha sido lo fundamental en la historia eurocéntrica: Platón (ideas perfectas), Aristóteles (sustancia), San Agustín (alma), Descartes (conciencia), Kant (crítica), Hegel (espíritu), Husserl (sentido), Heidegger (pensar). Toda la ruta ha sido despreciar “cuerpos que no piensan” (mujer, naturaleza, colonizados, iletrados) y situar al pensamiento, corona de la cadena, por encima de todo.


Las excolonias, han sido violentadas por una ruta epistémica que va de Atenas a Berlín y de Roma a París, le debemos a los decoloniales, recordárnoslo. El primer día de clases en todas las universidades occidentales, por ejemplo, inicia con términos en griego y en latín, para señalar el nacimiento de ciencias y filosofías, distribuidas entre Inglaterra, Francia y Alemania. Todo lo que está fuera de ese mapa geoepistémico, es derivado y subalterno; está detrás, afuera y debajo.


No se puede comparar, por ejemplo, a Buda con Hegel o a Lao Tsé con Heidegger y mucho menos, a Nicarao con Descartes o a Netzahualtcoyotl con Hölderlin. El poder de la cultura vencedora define el lugar y esencia del vencido. A los suyos le llamará filósofos y a los otros, cuando son muy generosos, sabios, con un acento cultural y subalterno, aunque el karma búdico sea más racional que Hegel y el I Ching taoísta más perfecto que la geometría cartesiana. Y, aunque la diferencia entre filosofía y sabiduría sea que, aquella separe el mensaje del mensajero y, esta los una. Krishnamurti y Osho ilustran al respecto.


Las excolonias siempre carecerán de “algo”, que sólo las metrópolis tienen, para perpetuar la subordinación epistémica. Aunque ese “algo” sea una magia parecida a la que condenan como atraso. ¿No es magia, acaso, la virtualidad de las nuevas tecnologías y la publicidad que hace creernos, por pocos minutos, los dueños del mundo y a artistas, deportistas y cantantes como nuestros dioses?


Sea cual sea el paradigma “euro” (incluyendo los estadounidenses, única excolonia a la que respetan por su potencia y tecnología, pero desprecian por sus superficialidades), que apliquemos a nuestras excolonias, no podremos alcanzarlos nunca. Nosotros no somos “ellos”.

La combinación desestabiliza y a veces subvierte los binarismos, como los mestizajes, pero al ser sólo raciales, dejando al pensamiento intacto y puro, se lo seguirá considerando superior. Un mestizo es quien tiene el cuerpo de varios colores, pero la cabeza la tiene siempre en Europa o en EEUU. Podemos orinar en Managua, pero pensar en europeo. Y sólo recordamos nuestras raíces aborígenes y nos victimizamos, cuando nos ofenden.


Quedan, en consecuencia, dos caminos: los imitamos desde nuestros mestizajes raciales (pero no epistémicos) y morimos en el intento como copias ridículas; o, como fruto de las combinaciones que de todos modos ya somos, los desestabilizamos, provincializándolos y rehusando situarlos en el centro de un saber que han ocupado como poder para inferiorizarnos. Ellos no son “nosotros”.

En la batalla entre la episteme contra el locus, siempre ha ganado la primera. El caso de los decoloniales es irónico, porque en nombre del “lugar de enunciación” lo que de verdad buscan es derrotar la episteme eurocentrada con su episteme “otra”. Cuando los europeos borran su espacio, le llaman teoría y cuando los colonizados la reciben, borrando su espacio también, le llaman emancipación, aunque sea “otra”. Debido a ello, los decoloniales posiblemente terminen en brazos de los socialistas del siglo XXI.


Un super mestizo, al contrario, provincializa en su cabeza a Europa y deja entrar en condiciones estratégicas a todos los demás saberes, por razones defensivas.

Toda filosofía occidental moderna ha terminado por convertirse en una acción que, articulando la representación que hace sobre los demás, imaginados generalmente como sufrientes, los estimula a emanciparse para siempre de un dolor atribuido por élites letradas.


Mientras postcoloniales y decoloniales giran todavía alrededor del pensamiento, fortaleciéndolo aún más por la vía de la oposición (“otra” para los decoloniales) y la crítica (apofática para los postcoloniales), las corrientes supermestizas lo cuestionan a fondo. No hay algo "fuera" del eurocentrismo, puro e inocente, sino algo debilitado por las mezclas que no quiere dejarse dominar.

Krishnamurti decía que la historia siempre se repite porque la estamos recordando. El pensamiento, como memoria y lenguaje (especie de Google en pequeño) sólo puede reproducir lo archivado y construir orígenes, y sentidos primeros y últimos, desde el pasado. “¿Puede la mente que ha creado estos problemas resolver lo que ella misma ha creado?”.


Se agradece a decoloniales y postcoloniales, que hayan llamado al pensamiento, desde una exterioridad colonial constitutiva, por primera vez, a un debate desnudo y despojado de todas las otras dimensiones derivadas (económicas, sexuales, lingüísticas, étnicas, político/ideológicas y culturales) de las que estuvo oculto hasta la actualidad.


En este escenario, los suscritos, a mediados del año pasado iniciamos el libro “Debates Contemporáneos”, el cual ya concluimos y está previsto su lanzamiento en Mayo próximo, gracias al apoyo brindado por el Foro Nicaragüense de la Cultura bajo el auspicio de la Cooperación Suiza para el Desarrollo (COSUDE). El pensamiento, por vez primera, está en la agenda como problema y ya no como solución.